“Cuando alguien muere, se produce siempre una especie de estupefacción, tan difícil es esta llegada del no ser y resignarse a creerlo. Pero, sin embargo, cuando Carlos se dio cuenta de la inmovilidad de Emma se arrojó sobre ella gritando:
-¡Adiós! ¡Adiós!”
Fragmento de “Madamme Bovary”, de Gustave Flaubert.
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