martes, 27 de abril de 2010

Amigas.

 Courtney Love.

    De pequeña siempre quiso ir al mar. Por eso aprendió a nadar de forma autodidacta, por si, alguna vez, atraída por la marea del agua salada se adentraba en ella. Siempre destacó por ser una persona muy previsora.
- Mamá, quiero ir al mar.
    Pero su madre estaba demasiado ocupada, constantemente; limpiando cebollas, cavando huertas, cosiendo chaquetas, remendando pantalones agujereados, enhebrando la estabilidad familiar; como para responder a los deseos de su hija.
- Mamá, ¿cómo crees que será?
- Aún no existe. Así que por mucho que quiera responderte no puedo hacerlo, porque no sé cómo es.
- Seguramente su sonido es el mismo que guardan las caracolas en su interior.
- Tal vez, hija mía, pero yo no puedo saberlo...
    Por las noches dormía abrazada a su caracola, y por el día paseaba con ella, atada a una cuerdecita de colores. Dime cómo suena, le decía a su amiga mientras acercaba su oreja a ella. Y soñaba con el mar que algún día existiría. Por eso, cuando fue creado, lo primero que hizo fue lanzar al fondo del agua a su caracola, para devolverle la voz a éste.
- ¿Por qué lloras, hija? - le preguntó su madre.
- Porque mi amiga se ha ahogado y no puedo salvarla.
- ¡Qué bien suena el mar!, llevabas razón.
- Sí, pero me gustaría volver a poner mi oreja en mi amiga. Como hacíamos todas las tardes...

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